Santos

Rememorarlo en sus dibujos y sus cuadros es recordar escenas de su vida y de su época.
En una visión intemporal que él pintaba disfrazada, sin máscaras. Y reírnos con ello.

Hablaba, sonreía o pintaba con aguijones. Inoculando consciencia, criterio y la alegría escéptica de niño juguetón que vierte vacunas de buena rabia, como disolventes de intolerancia.
Santos solo se debía a su franqueza y a la ajena. Gestionada sin huir de la confrontación al desacuerdo, inspirando su singular imaginario.

Un último romántico que viajó por los avatares de su tiempo, dándose cuenta que el arte podía ser un aliado.
Para convertir su entorno gris en un juego de colores, en figuras, elementos y formas discordantes. En una amalgama de vida sin jerarquías.

Su imaginación fluye automática, confiada al desparpajo. Desmenuza con ironía, reconstruye el mundo con la autenticidad del observador entrenado, del pintor y dibujante infatigable. Asume sus torpezas y con ello elude los propios límites, porque deja que le salga solo.

Y asi, con su aguda perspectiva del entorno, rápido enfoque y el sarcasmo de un rebelde propositivo, disecciona alternativas hacia una utopía poco ingenua. Su fantasía surrealista construyó (construye) una especie de díscola amabilidad.
La realidad es ahora un poco más amplia.

Necesitan conjugarse circunstancias extraordinarias para que surjan personajes singulares, proclives a una responsabilidad de la que no son muy conscientes. Ni de un innato carisma que les hace delegados de su tiempo.
Por medio de una obra contundente, que refleja la personalidad del entorno resumida en la del autor.
Santos Iñurrieta es uno de ellos.
Un pintor reconcentrado y compulsivo. Cuando pintar significa aquel acto primario, liberador.

Es dificil encontrar un pintor que lo practique tan libremente, sin renegar de sus compromisos ni de sus carencias ni de su autenticidad. Para eso hay que ser muy consistente.
De tal manera que su obra sencillamente es la huella de un mundo mejorable (imperfecto) filtrado por los ácidos del humor.

– AFCmintxo